domingo, 15 de mayo de 2011

Habla para que yo te conozca...

Es cierto que al tratar de parar el ritmo tienes mucho más tiempo para pensar, esto es algo de lo que me habían advertido y para lo que tenía que estar preparada. Ahora me apetece más hablar con amigos y conmigo misma que cubrir otro tipo de necesidades, que por otro lado no tengo intención de dejar desatendidas. Lo de hablar con amigos parece sencillo, se trataría simplemente de escuchar y que te escuchen, pero no es fácil encontrar a alguien hoy en día dispuesto a escuchar. Están contigo, te hacen reír, pero realmente no están escuchando nada de lo que les estas contando. Lo de hablar contigo misma por el contrario, aunque parezca lo más difícil realmente es lo más sencillo porque sabes perfectamente que es lo que estás pensando, qué es lo que te duele, lo que te hace feliz y no es fácil engañarse a uno mismo…
Conocer gente siempre he pensado que es enriquecedor, cuando salgo de casa cada día no hay uno que no vuelva con una nueva historia interesante de alguien que he conocido. Es curioso, pero le cuesta mucho menos a los desconocidos contarte experiencias que hayan tenido que a tus propios amigos. Parece que cuesta expresar los sentimientos y es posible que haya un punto de miedo a que te digan lo que no quieres escuchar, esto es lícito.
Yo estoy cansada, exteriorizo  mis sentimientos demasiado. Es inevitable, mi cara por si sola expresa lo que pienso y se me da muy mal mentir, además que no me gusta la gente mentirosa. En mi opinión una de las peores acusaciones que me puede hacer alguien es decirme mentirosa, es más, jamás se me ocurriría hacer esta acusación a nadie si no estoy completamente segura de que me están mintiendo. A mí esta semana me han llamado mentirosa sin razón, y no puedo quitármelo de la cabeza...
Cuando sales por la noche es fácil mantener conversaciones, el alcohol ayuda mucho como buen desinhibidor que es, pero cuando quieres tener una comida tranquila con alguien para poder contar cómo te sientes y que te echen una mano, es más complicado. Por un lado estás pidiendo ayuda a gritos, pero por otro cuesta bastante abrir el corazón y contar claramente lo que te pasa para que te puedan echar una mano. Quizás este es el motivo de que se te quede la sensación muchas veces de que no te han escuchado un carajo.
Necesito, para poder confiar en alguien, que me hable. Me dan mucho miedo estas personas que no hablan, y no precisamente porque sean tímidos, eso es diferente, simplemente no quieren hablar. Pienso que este tipo de personas tienen algo que ocultar. Para poder conocer a alguien hay que interactuar, no hace falta que te cuenten su vida o contarla tú a todo el mundo, simplemente mantener una conversación.
Algo que sí parece que últimamente se salta todo el mundo a la torera es lo de seguir los tres tamices antes de largar por la boca. Es acojonante la facilidad de mucha gente para contar cosas que no son ciertas, ni buenas, ni útiles para mí conocerlas.
Como anécdota, hace tiempo me empezaron a contar algo que había ocurrido. Yo estaba realmente alucinada, porque la historia no tenía nada que ver con la realidad, y sé de lo que hablo porque la protagonista de la misma era yo, sin que la persona que me lo estaba contando supiera que era yo. Os podéis imaginar mi cara. Saqué alguna conclusión de todo esto, los protagonistas de esa historia habíamos hablado con gente que no tendríamos por qué haber hablado, y lo que tenía claro era que yo no había sido… Por otro lado la historia había sido distorsionada, yo no cabía en mi asombro, y por último, no quería ni imaginarme la cantidad de gente que habría escuchado ya una historia que yo estaba convencida que no era de dominio público.
En el fondo me hace gracia, esto da una idea de lo cotillas que somos, es más, aquel que dice algo del tipo “yo no soy cotilla”, eso son los peores… Por ejemplo, en mí trabajo tengo muy claro a quién le tengo que contar algo que quiero que sepa todo el mundo, pero no de mi boca. Es decir, por interés profesional quieres que alguien se entere de algo que estás haciendo pero es políticamente incorrecto que lo cuentes tú misma ¿qué hago?, voy a una o dos personas que tengo localizadas contándoselo y pidiendo por favor que sean discretos… no pasa media hora y ya lo sabe quién quería que lo supiera, es buenísimo y no falla.
Cuando quieras mantener un secreto, no se lo cuentes a nadie. Si por el contrario quieres que se entere alguien, cuéntalo como si fuera algo súper secreto. Contradictorio pero real como la vida misma.
Creo que de momento voy a seguir hablando conmigo misma, que es mucho más doloroso por el punto de soledad, pero por otro lado no me cabe duda que es lo más acertado para encontrarte a ti misma.

1 comentario:

  1. Me hace pensar que no tienes amigos de verdad, de esos que se cuentan con los dedos de una mano. Antes de abrir tu corazón a alguien debes estar segura que es de los de confianza. Es difícil pero con el tiempo y sin buscar con ansia aparecen personas como tú. Eso si, es importante que te muestres tal y como eres,sin avergonzarte por nada de tu persona, los demás lo ven y el que le interesa se acerca y si te interesa le aceptas tú, que es más importante. Tu decides a quien quieres incluir en tu mundo más íntimo. Animo, siempre hay gente muy parecida a uno mismo.

    ResponderEliminar